Francisco Musitani Cronopio el primero según don Julio Cortazar que lo describe en La Vuelta al dia en 80 mundos
La Vuelta al Día en 80 Mundos de Cortazar
CHICAS PROGRAMADORAS
(pgs 145 – 146)…en esa época en que iba conociendo de lejos a algunos plantados, irrumpe por derecho propio Don Francisco que vivía en el pueblo de Chivilcoy. Llamaba de tal manera el verde su atención, que su casa estaba íntegramente pintada de ese color y para más seguridad se llamaba La Verde Pura. Su santa esposa y apabullados hijos andaban todos vestidos de verde, como el jefe de la familia, que cortaba y cosía personalmente la ropa de todos para evitar cismas y heterodoxias. Se paseaba por el pueblo en una bicicleta verde en cuyo manubrio ,si recuerdo bien, había entre cuatro y siete campanillas y cornetas de diferentes tamaños sonidos y finalidades para: la esquina, la media cuadra, la vereda, los pares, los impares, la plaza, el domingo, etcétera. Don Francisco tenía en el banco una barbaridad de plata que había ganado vendiéndoles fonógrafos a los paisanos en la época en que las Victrolitas His Master’s Voice. Iban poniendo literalmente su marca de fábrica en la economía rural Argentina. Y armado de Victrolas con bocinas infaltablemente verdes, nuestro amigo recorría las estancias en un zulki verde tirado por un caballo verde. Este caballo, víctima de la misma pasión que llevó a Leonardo adorar a un niñito para una alegoría en casa de los Forza, no tardó en morirse por asfixia cutánea o cómo se llame. En mi tiempo quedaban aún testigos de su paso por los ranchos y de la acentuada estupefacción de los paisanos.
Gran piantado Don Francisco, era consecuentemente genial así al Construir la verde pura decidió que un acentuado declive desde las habitaciones del fondo hasta la calle simplificaría enormemente las tareas de limpieza a cargo de su esposa va estaba así echar un balde de agua en el fondo de la casa para que este dóciles elementos se volcará en la calle llevándose todas las pelusas verdes.
Y no es por nada que citó las pelusas. Don Francisco odiaba las panaderías que acondicionan el pan en bolsas y sacos porque sostenía que las pelusas de la arpillera ponían en peligro la salud popular. Todos los años los muchachos del Colegio Nacional le pedían para la fiesta de fin de curso una conferencia sobre los peligros de la pelusa. Y Musitani se presentaba con su mejor traje verde y varios panes contaminados que exhibía ante un público que quería vengarse así de una excentricidad que lo desasosegaba. Asistí a la conferencia de 1942 y vi cómo se fabrican las buenas conciencias colectivas. Aquel piantado, tan solo frente a la horda de cuerdos y satisfechos y de chiquilines ya embarcados en la recta vía, tenía algo de heraldo absurdo, de botella verde que flota en la orilla con su mensaje que nadie entenderá porque no ha sido escrito con la mano derecha y tampoco con la izquierda y claro ellos lo aplaudían con las dos.